Panamá su andar en el tiempo.
En una nota lingüístico-gramatical de su libro Del Epos a la Historia Científica, Buenos Aires, 1961, Jorge Luis Cassani y A.J. Pérez Amuchástegui, exponen lo siguiente sobre periodificación: "A propósito de este autor (Carlos M. Rama, Teoría de la Historia, 1959) que prefiere la voz 'periodificación' y desecha ´periodización' por su clara inspiración inglesa, no creemos que el argumento sea decisivo, ya que 'periodificación' denuncia-- lo mismo que 'tipificación'- una marcada influencia francesa; sin motivo real para preferir una u otra inspiración, nos quedamos con la voz más usual y más breve y por tanto más asequible (periodización)." En este artículo he preferido usar la voz periodificación.
El Estado Federal de Panamá Wilhelm Bauer, un clásico en los estudios históricos, en su
Introducción al Estudio de la Historia (traducción castellana de Luis G. de Valdeavellano, 1944)
dice lo siguiente: "La ordenación lógica, que intentamos sacar del caos, consiste, precisamente,
en la inclusión de los hechos particulares en ciclos de hechos, creados, más o menos,
arbitrariamente; que no son lo dado por la Naturaleza, sino que se derivan de los fines
prácticos que nos proponemos o de determinados supuestos intelectuales.
Partimos de la formación de tipos históricos, y llegamos, desde allí, a la división, temporal u
objetiva de la materia, para luego tratar de su reproducción formal.... En la articulación y
división de la materia histórica no se procede si arbitrariedad y sin que se produzca un fuerte
desgarramiento. La vida histórica - esto no se repetirá nunca suficientemente- forma un
engranaje y enlace de relaciones múltiples, de las cuales una invade a la otra,
engranaje de tal manera estrecho, que los fundamentos de división no se pueden distinguir
en ninguna parte con claridad. Espacio y tiempo se dan la mano entre sí, lo corporal y lo
espiritual se entretejen el uno en el otro; por lo tanto se pueden sólo trazar muy groseras
líneas de separación. Relativamente más sencilla es la separación cronológica, también la
más de hallar y la más importante. Al proceso de esta separación lo llamamos 'periodificación',
y a los espacios de tiempo limitados por ese proceso: Períodos... Pero por mucho que el
Ser y Devenir históricos puedan resistirse a que, en parte, se le descomponga en secciones,
obtenidas más o menos arbitrariamente, y a que se coloque, por decirlo así, ante
cada sección, como un centinela, el número de un año, no se puede prescindir nunca de un
punto de sustentación semejante. La necesidad que nos impulsa a la periodificación no es
otra que la iluminar la oscura trama de los fenómenos históricos, de compendiar y ordenar
la madeja de las relaciones históricas... Un año cualquiera en particular puede convertirse
en el símbolo expresivo del amanecer de nuevas evoluciones... Y tampoco debe olvidarse
que la determinación de su año como expresivo de una época no tiene que significar
necesariamente su comienzo efectivo, que es sólo, las más de las veces, su símbolo. Este
es el caso especialmente de todas la direcciones y tendencias espirituales..."
Dos conceptos quiero rescatar, en esta nota, de la extensa cita del sapiente Bauer: lo
arbitrario, lo convencional, en la decisión de las periodificaciones históricas; y la
existencia de un substrato espiritual invalorable y continuo en toda periodificación. Esto es
evidente en El Estado Federal de Panamá, de Justo Arosemena, de 1855. Aquí
sostengo que las secciones o períodos en que han dividido la historia panameña los
'intelectuales' de este país, con ser arbitraria esa división, como toda periodificación, es
inexacta y tendenciosa, no refleja la realidad, es extranjerizante y lleva a la confusión y
a la ignorancia, no sólo del devenir, sino del ser mismo de Patria panameña.
En los manuales corrientes que circulan en el país, se suele dividir la historia
panameña de manera general en cuatro períodos: el indígena o prehispánico, el
hispánico, el 'colombiano' y el republicano; y al tercero de ellos, sin reflexión alguna,
lo llaman también 'el Panamá colombiano'. Pero Panamá no fue nunca ni colombiana
ni pequeñocolombiana, o sea neogranadina. El 'Panamá colombiano' de los 'intelectuales'
panameños es una falacia. En realidad, la historia panameña se divide en tres períodos:
la prehispánica, la hispánica y la independentista.
Entre la primera y la segunda, o sea la hispánica, está el Descubrimiento y la conquista; entre
la segunda y tercera, esto es, la independentista, aparece la República, el veintiocho de
noviembre de 1821, con José de Fábrega, y con sentido federal.
Y es esta independencia, la conciencia de ella, la que da el tono espiritual, la voluntad y
el objetivo a este tercer período, desde aquella fecha de 1821, hasta el mismo día de hoy.
El veintiocho de noviembre de 1821 es la fecha símbolo de un movimiento continuo, que
no ha cesado, ni cesa; con ella se inicia la gesta independentista; la res gestae de los
panameños, que no es un estado, sino un proceso de generaciones, interminable. En un
artículo de hace cincuenta años la comparé, more geométrico, a una asíntota.
Sin el veintiocho de noviembre de 1821, la fecha de la Independencia, ningún suceso
posterior no tiene sentido. Llamar 'Panamá colombiano' el período que va desde la
Independencia al tres de noviembre de 1903, es alterar la realidad, falsear los
acontecimientos; incluso rebajar la diginidad nacional.
Y esto viene consecuencia de dos crasos errores : Primero, llamar Colombia lo que
desde la Colonia hasta 1886 es ls Nueva Granada, y que después de ese año se hace
llamar Colombia, usurpando el noble nombre de Colombia, llamando entonces a
Colombia, la verdadera, la 'Gran Colombia', denominación que nunca ha
existido. Y de ser así, esta Colombia actual sería la Pequeña Colombia, o como quiera
llamársele Neocolombia, Poscolombia, etcétera. Brevemente: Colombia fue el estado
creado por Simón Bolívar, en 1819, con Venezuela, su patria, con la Nueva Granada y
el Ecuador. A ese estado se unió Panamá voluntariamente en 1821. Colombia
desapareció en 1830, con la muerte del Libertador. En 1831 Panamá se asocia a la
Nueva Granada, con la esperanza loable de reorganizar Colombia, hasta 1840, cuando
proclama la Primera República, con Tomás Herrera. Y esta república dura hasta 1841.
Pero en 1846 sucede algo que debe avergonzar a todo hombre honesto y patriota
en Hispanoamérica: La Nueva Granada firma con Estados Unidos de América el
tratado Mallarino-Bidlack, por el cual tratado, la Nueva Granada maliciosamente
sustrae la soberanía panameña y la supedita al poder de Estados Unidos disfrazando
esta siniestra maniobra con la supuesta 'propiedad' y 'soberanía' de la Nueva Granada
sobre Panamá, que interesadamente reconoció Estados Unidos de América.
Desde este momento Panamá debió enfrentarse a dos enemigos confabulados contra
ella: Estados Unidos y la Nueva Granada.
Difícil se hace entonces la posibilidad de la independencia, como sucedió en 1840;
sólo quedaba ahora el recurso de la federación y la neutralidad verdadera: este fue el
objetivo del Convenio de Colón, de 1861, contra el cual se pronunció la Nueva Granada
(Tomás Cipriano de Mosquera) pidiendo una vez más la intervención de Estados Unidos en
Panamá, de acuerdo con el tratado Mallarino-Bidlack, de 1846.
Esta etapa infame del tercer período, el republicano o independentista, y por el cual la
Patria panameña sufre aún sus ominosas consecuencias, debe concerse en la historia
panameña la etapa de la dominación gringo-neogranadina, cuando el simulacro de la
soberanía neogranadina sobre Panamá dependía de la voluntad de Estados Unidos.
Soberanía simulada de la Nueva Granada sobre Panamá que concluyó por decisión de
Estados Unidos el tres de noviembre de 1903, cuando, con fines utilitarios, apoyó a los
próceres panameños de esa fecha. La separación de Panama de la Nueva Granada en
1903 fue un acto más en el proceso independentista iniciado, repito nuevamente, el
veintiocho de noviembre de 1821. Desde luego, no todo quedó solucionado, y no
impidió que la Nueva Granada siguiera complotando contra Panamá con la maledicencia y
el chantaje, sumados a la traición de 1846. En esta trama abominable participana algunos
panameños: los 'liberales' pequeñocolombianistas y los del colectivismo multicolor,
aparentemente antigringos: ambos mentalmente colonizados y genétiamente serviles.
Y el segundo, de los dos errores que he señalado, consiste en repetir la patraña
inventada por la Nueva Granada, que atrevidamente considera a Panamá como su
posesión, que le fue arrebatada por Estados Unidos en 1903. patraña sobre la cual he
escrito anteriormente en múltiples ocasiones. No exitse ningún documento que pruebe
que Panamá pertenecíó alguna vez a la Nueva Granada. Y no existe tal documento
porque Panamá no perteneció nunca a la Nueva Granada. De lo contrario, Justo
Arosemena no hubiera escrito el Estado Federal de Panamá, en 1855. Federalismo,
por otra parte, que fue generalizado en Hispanoamérica y aparece en Panamá aún
antes de 1821. Esa unión a la Nueva Granada, desde 1831 a 1903, fue una larga y
esforzada lucha por la autonomía panameña, que puede resumirse en la proclama de
Tomás Herrera en 1840: Federación o Independencia.
Tres períodos, pues, en la difícil y larga historia de la Patria panameña: el período
indígena o prehispánico, el período hispánico y el período independentista o
republicano, que se inicia el veintiocho de noviembre de 1821, complejo y lleno de
asechanzas. y que hoy se enfrenta a una nueva amenaza: el eje Washington-Bogotá
reaparece otra vez con lo que han dado en llamara Plan Colombia y al cual se
supedita la Patria panameña por el entreguista tratado Torrijos- Carter de neutralidad,
de 1977.
Fermín AZCÁRATE
noviembre, 2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario